La diabetes es una de las enfermedades crónicas más comunes en España que afecta a un 13,8 % de la población adulta y es uno de los problemas sanitarios más graves de nuestro tiempo.
La diabetes se caracteriza por presentar un nivel de glucosa en sangre elevado o hiperglucemia, que mantenida en el tiempo puede dañar nervios y vasos sanguíneos derivando en una neuropatía y en una enfermedad vascular periférica.
Una de las complicaciones de la diabetes es el denominado síndrome del pie diabético que afecta al 25% de los diabéticos a lo largo de la evolución de su enfermedad y da lugar a frecuentes ingresos hospitalarios y puede terminar con la pérdida de la extremidad.
Actualmente, el 50% de las amputaciones no traumáticas de extremidades inferiores don derivadas de un pie diabético. Se ha demostrado que una prevención adecuada, así como un correcto tratamiento pueden reducir esta tasa de amputación entre un 50 y un 80%.
Esta prevención pasa por la creación de equipos sanitarios multidisciplinares expertos en este tipo de patología, que sepan reconocer los factores de riesgo relacionados con la aparición de las lesiones, así, como, desarrollar estrategias preventivas y de tratamiento precoz. Los programas diseñados deben incluir una educación sanitaria de los pacientes y de su familia, pues es vital conocer la enfermedad y aplicar una serie de cuidados básicos al pie.
Las recomendaciones generales para prevenir el síndrome del pie diabético son mantener son mantener un nivel de glucosa adecuado y visitar al podólogo con regularidad.
Deben adquirirse hábitos higiénicos preventivos como la inspección y lavado de pies diarios. Es importante solicitar ayuda a un familiar si se precisa. Se deben controlar y evitar presencia de rozaduras, llagas, cortes, ampollas, durezas, áreas enrojecidas o hinchadas. Para ello, es importante realizar un lavado de pies diario con agua templada y jabón neutro, sin prolongarlo más de 10 minutos y realizar un posterior secado, especialmente entre los dedos. La piel debe mantenerse suave e hidratada por lo que se deben utilizar cremas hidratantes y deben evitarse los agentes irritantes como callicidas, cuchillas y alcohol.
Las uñas deben limarse (sin cortar) en línea recta y se debe acudir al podólogo sin presentan dificultades. Es muy importante utilizar un calzado y calcetines adecuados así como protegerse del calor y el frío. Deben evitar caminar descalzos y la aproximación a fuentes de calor.
Visite al podólogo con regularidad.